Hace
unos días pensaba en cuánto tiempo hacía que no escribía por aquí, ampliaba
esta especie de archivo/revoltijo. Esto manifestó la problemática sobre si
realmente tenía algo que decir o había tenido un pensamiento promovido por la
tela de araña de las redes sociales y la necesidad de proyección, exposición,
exhibición, etc. Entonces, durante un rato intenté resolver esta cuestión manifestada/planteada
desde fuera y adentro. Antes de que pudiera llegar a ninguna conclusión de peso
y mucho menos algo sobre lo que escribir pisé una esponja y me caí por dos
escalones, golpeándome la cabeza contra una mesa y la mano contra algo que
habitaba el suelo y no recuerdo. Después de comprobar que no me había abierto el
cráneo el dolor se manifestó en el dedo pulgar de mi mano derecha. Fui al
consultorio médico. Luego tuve que bajar al pueblo de abajo a hacerme una radiografía en
el ambulatorio. Todo parecía indicar una fisura pero la doctora no estaba
segura de ello. Aún así me inmovilizaron el dedo. A los tres días me vio mi médico
y diagnosticó una fisura. 21 días. El dolor prácticamente ha desaparecido. Sólo
queda la incomodidad de no poder usar ese dedo para pulsar la barra espaciadora
del teclado. La curiosidad que me provoca esta inmovilización sobre qué clase
de homínido soy, en definitiva, la evolución: Humanidad/Escritura.
¿Realmente
había necesidad de contarles todo esto? ¿De archivarlo? Posiblemente no. Ni
siquiera haya una necesidad real ni divina sobre escribir como llevamos
romantizando siglos. Pero la constancia de estas palabras digitales podría ser
el rastro de algún tipo de pista, sin duda. De una que discúlpenme que no siga
porque antes les mentí y el dolor de mi dedo digital no ha desaparecido del
todo, sino que, es más, se ha acentuado con estas letras.
Archivado
y
fisurado.
Mientras que escriba usando algo más que la barra espaciadora todo irá bien. El debate sobre el qué decir y sobre como las redes nos hacen creer pertinentes, necesarios, originales y chachis no es poco. En fin, me voy a tuiter a colgar chorradas. Como bien dices, hay que reflexionar sobre los homínidos que hemos acabado siendo, unos a los que les gusta mucho la bata de cola. Como lector de sus entrañas me alegro de su vuelta, si es que eso le sirve a usted de algo.
ResponderEliminarMe sirve de alegría sin duda. Aunque parezca lo contrario nunca me voy.
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