Estoy tumbado en
un sofá estampado de flores. Mirando hacia el balcón. Aún podría decirse que es
hora bruja. Hace un rato gracias a la inmediatez de las redes he conocido la
noticia de la muerte de Jonas Mekas. Las nubes entre grises y rojas se mueven a
gran velocidad. Pocos días con tanto aire he conocido. Por supuesto ya he
publicado mi tuit: Lo que le debo a Jonas
Mekas es impagable. Tampoco merece ser dicho. D.E.P. Así que no lo diré.
También he publicado, entre algunos retuits una captura de pantalla de una
imagen que grabé en 2014 en el Museo Jonas Mekas de Vilna, en Lituania.
Aunque puede
parecer lo contrario la imagen no es de Jonas Mekas sino de George Maciunas. Los
últimos días no sé cuántas veces he escrito y borrado el nombre de Jonas Mekas.
Reescribiendo esa novela donde todo ocurre en Lituania. Con su voz en off en mi
cabeza. Go Children West. Bayas, uogos,
bayas. Partir es volver a casa. Semeniskiai no aparece ni en google maps.
Nunca supe cuánto habría desde Varena hasta allí. Si seguía existiendo o habría
sido absorbida por algo con categoría de localidad. Ningún lituano sabía dónde
estaba. Al final tampoco me importó mucho. Quedé tan paralizado con todo ese frío.
Pero eso es otra historia. Ahora lo que toca es cantar y beber. Canten y beban.
Jonas Mekas. Cine/Poesía.