domingo, 18 de julio de 2021

Onetti

 «Sobre el escritorio, la fotografía estaba entre el tintero y el calendario; las cabezas de los tres repugnantes sobrinos de la Queca esforzaban sus sonrisas a la espera del momento en que el hombre que me había alquilado la mitad de la oficina -se llamaba Onetti, no sonreía, usaba anteojos, dejaba adivinar que sólo podía ser simpático a mujeres fantasiosas o amigos íntimos-se abandonara alguna vez, en el hambre del mediodía o de la tarde, a la estupides que yo le imaginaba y aceptara el deber de interesarse por ellos. Pero el hombre de cara aburrida no llegó a preguntar por el origen ni por el futuro de los niños fotografiados. «Lindos, ¿eh?, hubiera dicho yo ; la hembrita es deliciosa»; y miraría sin pestañear a la muchachita de gran cinta en el pelo y los ojos sin inocencia que alzaba el labio superior para toda la eternidad. No hubo preguntas, ningún síntoma del deseo de intimar; Onetti me saludaba con monosílabos a los que infundía una imprecisa vibración de cariño, una burla impersonal. Me saludaba a las diez, pedía un café a las once, atendía visitas y el teléfono, revisaba papeles, fumaba sin ansiedad, conversaba con una voz grave, invariable y perezosa».

 

 

La vida breve. Juan Carlos Onetti 

sábado, 26 de junio de 2021

Diálogos de junio

 

 

-¡MMMMMMMM…!

-¿Qué ocurre G?

-Nada, estaba pensando en ti. 

-¿En mi? 

-Sí, no sé. 

-¿En qué?

-En si te habías olvidado de mi. 

-Eso nunca G. 

 

 

 

-Qué tal has comido J? 

-Como Dios. 

 

-¿Qué tal has comido J?

-Como un señor. 

 

-¿Qué tal has comido J? 

-Los macarrones son una mierda. 

 

 

 

-Tengo que decirte una cosa y siento si os ofende a ti o a los que estáis aquí. 

-No te preocupes R, dime.

-Hay que instaurar correctamente el protocolo en el campamento. 

-¿En qué campamento?

-No lo sé. 

 

 

-¿Pa misiar? 

-Por aquí L, te acompaño. 

-Gracias gallu. 

 

 

 

 

 

-¿Por qué tienes la mano en la cabeza G? ¿Te Duele?

-Sí, de darle vueltas. 

-¿Y a qué cosas le das tantas vueltas?

-A cómo me voy a morir. 

 

-¿Qué tal estás hoy G?

-Mal. Agonizando. La vida es agonizar. 

 

 

 

 

-Oyeeeee chaval. 

-¿Qué ocurre J?

-Estoy hasta los cojones de estar aquí. 

 

 

 

-¿Tenemos los informes?

-¿Qué informes R?

-Los del sitio este. 

-Sí claro. 

-¿Y está todo en orden? 

-Por supuesto R. 

 

-¿Has bajado a la cocina hoy?

-Sí claro F, la acabo de limpiar. 

-Ah muy bien. Pues en el mueble de arriba hay magdalenas. Cómete una. 

-Gracias F. 

 

 

 

-Esos tiempos mejor que no vuelvan. Esos tiempos mejor que no vuelvan. 

-¿Qué tiempos R?

-No, no, no. Esos tiempos mejor que no vuelvan. 

 

 

 

 

domingo, 7 de marzo de 2021

El año del descubrimiento (y la derrota de la clase obrera)


 

Película: El año del descubrimiento (2020)

Director: Luis López Carrasco

Duración: 3 horas 20 minutos. 

Producción: Coproducción España-Suiza; Lacima Producciones, Cromagnon Producciones, Magnética Creative Lab, Alina Film

 

 

 

 

Tras un exitoso paso lleno de reconocimientos y premios por algunos de los festivales de cine más prestigiosos del mundo en 2020 (Cinèma du Reel, Rotterdam, Festival europeo de Sevilla o  L’Alternativa de Barcelona) con El año del descubrimiento se puede afirmar tras su visionado que su director, el murciano Luis López Carrasco (1981), va camino de hacerse un hueco entre algunos directores españoles de un valor incalculable en cuanto al retrato no oficial que hicieron de nuestra sociedad, como fueron Joaquim Jordá, Basilio Martín Patino o Jaime Camino, por poner algunos ejemplos, salvando las distancias entre unos y otros en cuanto a estilos y formas, pero con el desconocimiento del gran público de sus figuras y su trabajo en común. 

 

El título de esta película documental hace referencia al espléndido año de 1992 en el que en nuestro país, mientras se aprobaba en Europa el tratado de Maastricht, se nos ofrecieron los tremendos espectáculos de la Expo 92’ y las Olimpiadas de Barcelona  a la vez que en la región de Murcia, sobre todo en las ciudades de Cartagena y La Unión, donde se centra el relato del film, la llamada reconversión industrial que se lleva produciendo durante toda la década de los años 80’ con el gobierno del PSOE y Felipe González a la cabeza está a punto de culminarse con el hecho central sobre el que gira toda la película: la quema de la asamblea regional y la consiguiente derrota de la clase obrera, que ve cómo su región, ninguneada en el marco político estatal, ha sido arrasada tras el cierre de todo su músculo industrial, basado en la minería, en la fundición de plomo, cementeras, o los importantes astilleros de Bazán, entre otros. 

Como guiño irónico a ese “revolucionario de bar” que todo español lleva dentro, la película se localiza exclusivamente en un bar autóctono donde se recogen multitud de testimonios de personas de diferentes generaciones, desde sindicalistas y huelguistas que vivieron hasta las casi doscientas manifestaciones de la época, multitud de ellas con enfrentamientos directos con la policía, hasta jóvenes que carecen de vida laboral, experiencia sindical o simplemente aún son meros estudiantes; relatos que a menudo se nos presentan en una  doble pantalla dividida, siempre con sus protagonistas en primer plano y que el aspecto de video se funde con imágenes de archivo tanto de las diferentes luchas obreras como los anuncios televisivos de la época en la que muestran España como un país avanzado y sin frenos hacia la modernidad que nos ofrecía la entrada en la Comunidad Económica Europea. Pero entre el bullicio del bar, y cervezas y el humo de los cigarros (sí, en este bar se fuma como si aún estuviéramos en los años 90’ y hasta el propio vestuario de los protagonistas nos remite a dicha época) lo que queda de manifiesto son las consecuencias directas que ha tenido esta reconversión industrial en varias generaciones de la zona. Estas consecuencias a veces, se convierten en una amalgama de sucesos y experiencias como son la depresión y la ansiedad, las drogas, la prostitución, la delincuencia, o el actual problema que tienen muchos individuos con las apuestas, todas ellas derivadas directamente de la situación económica precaria que vivimos hoy en día y que de forma magistral, esta película nos lleva a los orígenes de la mano de sus propios protagonistas, que desde distintos lenguajes generacionales nos llevan a debates tan actuales como el medioambiente, el feminismo, la inmigración, la problemática territorial o lingüística o la idea de nación, en definitiva, una búsqueda de “identidad” desamparados tras la pérdida de poder adquisitivo y las oscuras expectativas futuras. 

 

Un retrato social directo de la frustración y la derrota de la clase obrera que ha tenido el trabajo como centro de la sociedad contemporánea y que el sistema capitalista ha usado a su antojo hasta que en este nuevo y desconocido sistema en el que como dice uno de los entrevistados “el mudo te come a ti” es incapaz de volver a proporcionarnos una vida digna. De esta forma, entre los sueños de algunos de los protagonistas, se desvela un desclasamiento enquistado, prueba de ello es que desde que se culminó el proceso de reconversión industrial de la zona, el Partido Popular se hizo con el poder en toda la región de Murcia, y la precariedad sistémica afianza la idea de que se ha perdido una guerra invisible entre la que el enemigo se ha difuminado de tal forma que desde el miedo implantado la clase trabajadora se pregunta ¿contra quién luchamos ahora? Una respuesta que en estos tiempos, tal y como reflexionan algunos de los personajes del film, no se encuentra en los sindicatos y los métodos de lucha tradicionales, sino que exige como algunos de estos reclaman, una contundencia política hasta ahora no conocida frente a las altas esferas del poder, un gesto, un golpe, que aúne socialmente a toda esa masa ciudadana olvidada y destinada a una rendición perpetua entre las contradicciones y aparentes improvisaciones del mercado, y donde la ira mal entendida ante la miseria material los puede hacer caer en los movimientos de extrema derecha que se vienen sucediendo por todo el mundo durante los últimos años. 

 

sábado, 27 de febrero de 2021

Historia de un libro de poemas NO publicado


 

 

Recibo el email de un editor de Zaragoza o Logroño muy interesado en mi libro de poemas. Me habla de un contrato, de una sesión de fotos, reseñas, medios, distribución. 

 

Qué emocionante.

 

Creo que murió repentinamente. Nunca más supe de él. 

 

 

Recibo el email de un editor. En su catálogo se puede decir que hay grandes poetas. Me pide 1500€ para publicarme. Por supuesto no es una autopublicación, ni que yo tenga que pagar por ello. Puedo buscarme una amable institución que lo haga por mi. 

 

 

Llego a Madrid un domingo sobre las 15:00 horas. Aparco en un parking de una calle de Tetuán. Habré estado unas cuatro horas conduciendo. Recibo la llamada de un editor. “Me recuerdas a Lorca” dice. Aguanto la risa. Mañana lunes te mando el contrato. Me lo manda dos semanas después, lo firmo y se lo envío. Dos meses después no he recibido el contrato de vuelta firmado por él. No contesta. Y que un tipo tenga mi firma en un contrato no me hace ni puta gracia. Le acabo mandando un burofax como si de un conflicto laboral se tratara renunciando a todo. Lo recibe y aún así no contesta. Ahora leo en twitter a una poeta que ha publicado con él. Que Dios la ampare. 

 

 

Recibo el email de un editor. Rechaza mi libro de poemas. Además da motivos. Es demasiado descriptivo, narrativo. Como si ambas cosas fueran lo mismo. Gracias y hasta otra. Tres meses después me vuelve a escribir. He estado releyendo tu libro de poemas. Me gustaría publicarlo si quisieras trabajar en él, hacer algunos cambios. Proponme esos cambios y ya decidiré si acepto o no. Y si decido trabajar en esos cambios mándame un contrato. Aún conservo su contacto en whatsapp por una especie de fetiche. No es el único.