He leído la
obra-libro casi ciervos de Uxue Juárez
(greylock,2019). Hay una pista en su título. La animalidad recorre páginas de
letras y fotos. Distintas tipografías como lenguajes alternos y paralelos. Las
constantes referencias a Berger me han trasladado a otro tiempo. En el que leí
algunos textos de él por recomendación de ellas. Entonces toda recomendación me
las tomaba en serio. Sé que leí Mirar.
Pero salvo el animal de la cubierta del libro no recuerdo mucho más. Mi cerebro
ansioso está empeñado en el futuro, así que no suelo recordar en profundidad
—en términos académicos y no espirituales— las cosas que leo. No sé si puede
que me pase lo mismo con las personas. Aún así, toda esta animalidad ha trazado
una línea de origen emocional y científico en mi mente.
Era casi
invierno en Madrid (puede). Y yo la acompañé a ella a La casa encendida porque John Berger daba una charla, o una
conferencia, o quizás solo fuera una presentación. No diferencio este tipo de
matices ni protocolos. O simplemente no me importan. Hay una sala llena de
gente. Gente con la que no me identifico. Hace casi un año que vivo en esta
ciudad pero he pasado más tiempo trabajando fuera que en ella/ni con ella. No sé de qué
habla John Berger. Sé que tengo que usar un traductor simultáneo, una especie
de walkman que es la primera vez que
uso en mi vida. Me fijo más en su presencia. En su presencia en toda su
esencia. De negro. Sonriente. Blanco. Salimos fuera. Me paro en el no quicio de
la puerta gigante del edificio. Las noches son frías en esa ciudad. Cuando
levanto la vista del cigarro veo que en frente de mí, en el otro inexistente
quicio, está John Berger. De repente me
mira. Fire fire fire. Y yo lo
entiendo. Saco mi mechero y se lo alargo. En ese momento llega su mujer y me
sonríe. También llega ella y hace lo mismo. ¿Cómo YO he conseguido este
momento? Thank you. Thank you.
Silencio/Animalidad.
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